viernes, 3 de agosto de 2012

SALA PARA ARTE EN ZUMIKON, ZÜRICH

Una habitación para el arte en Zumikon, cerca de Zürich, construida en el año 2000 por los arquitectos suizos Andreas Fuhrimann y Gabrielle Hächler.
La propiedad está situada en un terreno suavemente inclinado hacia el suroeste, rodeado por un bosque en el sur. Hacia el oeste el terreno se abre para dar una visión clara de la Üetliberg bis Rigi. A finales de 1960 fue construido en la propiedad un edificio fuertemente influenciado por Frank Lloyd Wright, en especial por su Fallingwater House.
El nuevo edificio anexo se encuentra en el lado sur, frente a la edificicación existente, y se expresa como parte de todo el complejo a través de su posicionamiento y su estructura arquitectónica (apertura en voladizo hacia el sur y volúmenes cúbicos). Pero al mismo tiempo la nueva construcción, que se adentra en la tierra dejando parte fuera de ella, se distingue físicamente del bloque de vivienda previo, tanto en su materialización como en su formulación arquitectónica.
También puede leerse como un fragmento de piedra depositado en el jardín de la casa. La superficie ligeramente elevada es limitada al sur por el cubo de el jardín de invierno, que marca el borde del terraplén, y en los lados por dos lucernarios.
El agua de lluvia se canaliza sobre el cubo en una bandeja de agua contigua al jardín de invierno de modo que pueda ser reutilizada. Internamente, el edificio consta de una serie de habitaciones entrelazadas que se dirigen desde la bodega existente a través de la sala principal al jardín de invierno, sala ésta que se dispone ligeramente elevada.
La pieza central, la sala principal, está iluminada por los dos lucernarios (luz cenital) junto a los muros perimetrales y por el jardín de invierno (luz lateral).
Tanto interior como exteriormente la construcción aparece como un sólido puro, concreto y sin fisuras. La percepción de las imperfecciones producidas por el encofrado manifiestan su materialidad. Las aberturas se ejecutan con cristal sin carpintería.
Se trata de una pequeña construcción que aprovecha al máximo las cualidades plásticas del hormigón generando planos ortogonales. La luz baña los muros y prolonga el espacio tanto vertical como horizontalmente. Un interesante ejercicio proyectual y constructivo.

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